Sustituir a los galgos por drones. Un grupo de empresarios pretende convertir al antiguo Canódromo de la Meridiana en un «dronódromo» para hacer de Barcelona la primera ciudad «drone-city» de España. El proyecto todavía está pendiente de aprobación por el Ayuntamiento, por lo que aún no se sabe cómo funcionarán los accesos ni las cuotas para una actividad con cada vez más adeptos en España, 25.000, según la Asociación Española de Drones y Afines (AEDRON).
La iniciativa cuenta con un capital inicial de 70.000 euros y está dirigida por seis empresarios barceloneses en colaboración con sociedades como Emesa Corporación Empresarial e Incubio, la gestora del Canódromo-Parque de Investigación Creativa. El proyecto, denominado Reimagine Drone, también hará de este espacio un lugar de encuentro e intercambio de ideas para «identificar nuevos espacios donde desarrollar los drones», según ha explicado el presidente de la iniciativa, Joaquim Serra, durante el acto de presentación del proyecto.
«Los aficionados se limitan a poder ir a un descampado para poder practicar, así que todo lo que sea habilitar espacios me parece bien», ha dicho el presidente de AEDRON, Jordi Fox, quien no tiene constancia de que en España exista otro proyecto de esta envergadura.
El Canódromo de la Meridiana cerró el 22 de febrero de 2006 y tras un tiempo en el limbo, en 2012 se vinculó a Barcelona Activa, el portal de emprendedores del Ayuntamiento de Barcelona. Ahora, la empresa concesionaria, Incubio, lo ha convertido en un vivero de empresas creativas y culturales, donde también tendrán cabida los drones. En España el sector ha experimentado un gran crecimiento pasando de tener 500 empresas a 1.500 en menos de un año.
España cuenta desde hace dos años con una normativa que regula el uso de los drones para actividades profesionales, pero el control remoto de estas aeronaves es cada vez más popular entre los ciudadanos para actividades lúdicas o deportivas. La legislación no permite el vuelo al aire libre en ciudades, ni a 8 kilómetros de aeropuertos, aeródromos o helipuertos. Tampoco se pueden utilizar de noche, y la altura máxima que puede alcanzar la aeronave es de 120 metros de altura. El «dronódromo» será un espacio cerrado: se limitará a la zona de las antiguas gradas del Canódromo, que se cubrirán con una red para que, si alguna aeronave se desvía, «choque contra ellas y no ponga en riesgo a nadie», ha afirmado Serra. Reimagine Drones pretende además «montar una liga profesional de carreras de drones en toda España y en Europa».
El proyecto también hará de este espacio un lugar de encuentro e intercambio de ideas para «identificar nuevos espacios donde desarrollar los drones», según Serra. También contará con un área formativa, dónde se enseñará a desarrollar, pilotar y organizará competiciones y carreras abiertas al público, así como programas de apoyo a los emprendedores de una tecnología cada vez más en auge. Según un estudio de la consultora PricewaterhouseCoopers, el mercado global de servicios vinculados a los drones está valorado en alrededor de 115.000 millones de euros.